Sergio Bitar

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El Gobierno de Netanyahu: una vergüenza mundial

  • Me pregunto cómo se pudo engendrar un cambio psicológico tan grande en algunos dirigentes israelíes para transformarse en victimarios cada vez más parecidos a sus antiguos verdugos.

Como todos los seres humanos que tienen una pizca de decencia y sentido de justicia, que saben distinguir el bien del mal, estoy desolado al presenciar el mayor genocidio realizado desde la Segunda Guerra Mundial.

La maldad y la venganza se apoderan de la extrema derecha israelí y se ensañan con un pueblo palestino inerme. El doble estándar de Estados Unidos y el cinismo y cobardía de algunos lideres de Europa me dejan atónito. 

En esta hora, cada uno debe asumir responsabilidad ante la humanidad. Estos hechos no se olvidarán, los  traumas se agudizarán y perdurarán por generaciones. El alma del pueblo palestino no se aplastará ni su voluntad de existir desaparecerá por esta guerra.

Desde cada hogar del mundo observamos, hora a hora y en vivo, la ejecución de un flagrante crimen de guerra. Salvo algunas voces de alarma, deprime la escasa capacidad de  la comunidad internacional para exigir la suspensión de la masacre de niños y mujeres, y de permitir la inmediata entrega de ayuda humanitaria.

El detestable apartheid hacia los palestinos ahora ha dejado paso a desplazamientos forzados, de un bombardeo persistente de los hogares y los servicios públicos. Israel está aplicando en la franja de Gaza un sitio de tipo medieval, dejando a cientos de miles sin agua, sin combustible, sin comida, con las comunicaciones modernas bloqueadas forzando a sus habitantes a un hacinamiento inhumano y a enterrar a miles de familiares, casi un tercio niños, víctimas de los incesantes bombardeos.

Lo que está pasando es una vergüenza mundial. Asistimos al desprecio de un pueblo  entero que, a ojos del ministro de defensa de Israel, son “animales humanos”.

Me pregunto cómo se pudo engendrar un cambio psicológico tan grande en algunos dirigentes israelíes -de un pueblo como el judío que ha sufrido tanto a lo largo de la historia y fue víctima de un holocausto genocida-  para transformarse en victimarios cada vez más parecidos a sus antiguos verdugos.

¿Qué hace que un grupo extremo se sienta superior al resto de la humanidad, incumplan el derecho internacional, menosprecien las resoluciones de las Naciones Unidas, desechen toda solicitud de ayuda humanitaria, que persistan en aplastar a otros quitándole sus tierras, sus casas, matándolos, a sabiendas que la gran mayoría repudia lo que hacen?

Ese camino no ha dado ni dará resultado, ya que conduce a un abismo más profundo. La única fórmula de superación civilizada es política, Retomar y  continuar el camino  de dos  Estados, terminar  con la ocupación y el bloqueo, restablecer la  ayuda humanitaria, y por cierto condenar los actos de  terrorismo y exigir la  entrega  de los  rehenes. El alma profunda del pueblo hebreo, de los judíos y su religión, y su aporte grande a la humanidad, no puede doblegarse. Crecen las  expresiones de protesta. Espero que ese espíritu democrático y humanista despierte para provocar un giro, un punto de inflexión, y buscar la colaboración de todos para superar este drama, que no es solo el drama del pueblo palestino sino de toda la humanidad.

Eso no quita, sin embargo, que Netanyahu deba ser llevado a la Corte Penal Internacional por genocidio.

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