FUE ELEGIDO EN 1970 PORQUE SUPO REPRESENTAR LAS ANSIAS DE CAMBIO QUE SE HABÍAN EXPANDIDO EN LA GRAN MAYORÍA DE LA SOCIEDAD, PERO LA INTENSIFICACIÓN DE ESTAS TERMINÓ DESPUÉS DEBILITANDO SU PROYECTO.
LO AYUDA A TRIUNFAR EL HECHO DE QUE RESULTABA MÁS NATURAL PROSEGUIR UN PROCESO DE TRANSFORMACIÓN EN CURSO Y QUE EXISTÍA ÁNIMO DE ACELERARLO MEDIANTE UNA MAYOR RADICALIZACIÓN.
En 1970 América Latina buscaba afirmar sus procesos democráticos, pero en pocos países estos se habían consolidado. Varios vivían en dictadura y otros habían sufrido golpes militares recientes, como fue el caso de Brasil en 1965. Sin embargo, lo que era común a todos era una enorme pobreza y concentración del ingreso, y la riqueza estaba en manos de grandes empresas, muchas de ellas extranjeras que explotaban los recursos naturales, y de una oligarquía económica interna que poseía la tierra y el control de las finanzas y las manufacturas nacionales.
El gran dilema de las fuerzas políticas y sociales partidarias del cambio era recorrer un camino que lograra más democracia y más igualdad, al mismo tiempo. Chile era uno de los países con una democracia más asentada y un sistema de partidos políticos similar al europeo. En los años treinta y cuarenta se había conformado un Frente Popular, de fuerzas de izquierda, similar al francés de esos años (1936-38), y se había logrado ampliar los derechos civiles y electorales, y favorecer una expansión de la educación pública y de otros servicios sociales.
Pero los resultados eran menguados, y el goce de derechos políticos no se sustentaba en derechos económicos y sociales que permitieran ejercer esos derechos políticos. Para muchos, tales derechos se quedaban en el papel. Esta brecha entre progreso democrático y estancamiento social generó crecientes presiones políticas. Entre grupos de izquierda se desvalorizó la institucionalidad, calificándola de representar a una <<democracia burguesa>> que favorecía solo a una minoría, aunque otros sostenían que era posible avanzar sin romper las instituciones.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y durante dos décadas, en América Latina surgieron movimientos prorecuperación de los recursos naturales, nacionalizaciones, reforma agraria y políticas redistributivas. La revolución cubana (1959) provocó un gran impacto, pero su posterior evolución hacia formas no democráticas fue crecientemente cuestionada entre los chilenos.
En el contexto de una larga tradición democrática en Chile emergieron dos importantes opciones de cambio: una encabezada por la Democracia Cristiana, liderada por Eduardo Frei, que propuso la llamada <<Revolución en Libertad>>, y la otra, conformada por los partidos socialista, comunista, radical y otras fuerzas menores, que encabezaba Salvador Allende. Ambas fuerzas competían por modificar el orden establecido y desplazar a las fuerzas políticas conservadoras.
Tras su triunfo en la elección de 1964, Frei hizo un gobierno de cambios importantes, intensificándose el ritmo de estos. Todo lo anterior es fundamental para observar la de 1970, en la que Allende se transformó en Presidente de la República.